Desde que se identificó el Covid-19 en China, han transcurrido 5 meses, en los cuales se ha investigado de una manera nunca antes vista en medicina. Nos hemos convertido en espectadores de los avances científicos, vivimos la desesperada búsqueda para encontrar tratamientos, vacunas y tratamos de entender la fisiopatología de la enfermedad para así comprender la clínica de nuestros pacientes.
Los datos existentes son fundamentalmente en adultos y los extrapolamos a la población pediátrica, pues la evidencia en niños es escasa, inicialmente un par de reportes de casos y series donde destacaba la baja incidencia y la menor gravedad de sus manifestaciones, considerando la falla respiratoria como la única causa de ingreso a las unidades de cuidados intensivo (UCI), siendo factores de riesgo la menor edad y portar patologías crónicas, con mortalidad prácticamente inexistente.
Sin embargo, a través de los días nos hemos ido dando cuenta que el porcentaje de niños contagiados, que era muy bajo en China, comienza a aumentar en países europeos, Estados Unidos y Sudamérica, talvez porque son poblaciones que tienen más niños porcentualmente y además estamos testeando más. Lo que sí, afortunadamente se mantiene, es que la mayoría de los casos pediátricos desarrollan una enfermedad asintomática o leve, pero pueden ser una importante fuente de contagio para los adultos, un porcentaje bajo desarrollará neumonía y distrés respiratorio similar a la enfermedad de los adultos.
Éste era el escenario que teníamos claro hasta hace un poco más de un mes atrás, sin embargo, desde fines de abril, empezaron a reportarse en Europa y ahora en todo el mundo, casos de reacciones más tardías y se comenzó a hablar de una enfermedad rara que atacaba a los niños asociada a Covid-19.
Días después se denominó como Síndrome Inflamatorio Multisistémico pediátrico asociado a Covid-19: cuadro clínico que se desarrolla días o semanas después de haberse contagiado, muchas veces sin síntomas agudos. Es decir, totalmente asintomático, pero desencadenando una respuesta inflamatoria exagerada más tardía atacando diferentes órganos del cuerpo pudiéndose manifestar como cuadros febriles prolongados, síntomas gastrointestinales, exantemas en la piel, compromiso cardiaco o renal, entre otros síntomas. Con PCR para Covid19 que pueden ser negativas, pero con serología positiva pues estos son los anticuerpos que nos indican se ha logrado cierta inmunidad y existe toda una respuesta inmune actuando, respuesta que puede ser la causante de este Síndrome inflamatorio multisistémico.
Al 29 de mayo, en Chile existían 5067 menores de 15 años Covid-19 positivos, lo cual corresponde al 10,5% del total de contagiados, es decir, aproximadamente por cada 10 infectados, tenemos 1 que es menor de 15 años, cifra bastante mayor que la descrita en enero por el CDC de China donde señalaba un 2%. A su vez 101 niños han requerido hospitalizarse en unidades de paciente critico pediátrico, correspondiendo al 2% del total, presentando principalmente cuadros respiratorios en pacientes menores de un año y con patologías crónicas. Sin embargo, cada día estamos viendo con mayor frecuencia cuadros compatibles con síndromes inflamatorios multisistémicos asociados a Covid19 con un amplio espectro de presentaciones, donde algunos pueden ser manejados en forma ambulatoria, otros hospitalizados es salas comunes de pediatría y otros que requerirán manejo en unidades de cuidados intensivos. Debiéndose lamentar a la fecha el fallecimiento de 2 pacientes pediátricos ambos con patologías graves asociadas.
La historia del Covid19 la estamos escribiendo día a día, pero lo que si tenemos claro, es que no podemos relajar las medidas de autocuidado, los cambios de hábitos, cuarentena voluntaria u obligada, pues estas son fundamentales, debemos cuidarnos por quienes más queremos pues este virus no respeta grupos etarios, se debe tomar conciencia, ser solidarios y responsables, esa es la única forma de poder contar la historia y no colapsar los sistemas de salud.