3 mujeres integran la Fundación Rekaba, que se dedica a reciclar plásticos para confeccionar escudos faciales, entre otros productos. Parte de su trabajo lo donan a organizaciones sociales y trabajadores de la zona.
Muchos son los emprendedores y las empresas que se han reinventado para enfrentar la pandemia del Covid-19. Un ejemplo de ello son Ana Carreño, Ursula Graf y Francisca Vallejo; tres mujeres que conforman la Fundación Rekaba en la comuna de Puerto Varas y que desde el inicio del Coronavirus en nuestro país han puesto sus capacidades, competencias y sobre todo sus talentos para mantenerse en pie y ayudar a instituciones sociales y municipales en la Región de Los Lagos con la donación de protectores faciales, escudos que ellas mismas fabrican en su taller, confeccionados con residuos plásticos domiciliarios. Es en este contexto que la Seremi de Gobierno de Los Lagos, Ingrid Schettino, acepatando una invitación fue a visitarlas, para conocer la destacada labor de estas tres mujeres.
“Lo que ha hecho Anita, Ursula y Francisca es digno de nombrarlo y mostrarlo. Esta fundación, al ingeniársela y buscar cómo poder ayudar a la comunidad, crean estos escudos faciales, que sin lugar a duda, ha beneficiado a trabajadores, organizaciones sociales y a entidades de salud. Así que estamos contentos y creemos que es muy importante y más aún que son mujeres, quienes además de tener un rol vital en sus hogares, están contribuyendo a la sociedad en Puerto Varas, la región y también en el pais. Destacar que ellas reciclan y le dan un valor agregado a su trabajo mediante la economía circular”, afirmó Ingrid Schettino, Seremi de Gobierno de la Región de Los Lagos.
Cuando llegó el Covid-19 a nuestro país, el equipo Rekaba entendió que era de suma urgencia hacer algo, aportar desde su vereda para combatir esta pandemia. Lo pensaron harto rato, hasta que el proyecto apareció y de ahí no pararon buscando opciones de molde, factibilidad de sus máquinas, buscando fondos etc. Algunas puertas se cerraron pero se abrieron muchas ventanas. Gracias a ello han donado más del 60% de sus ventas de los protectores faciales a distintos organismos sociales. Se han entregado 70 escudos sin costo a recolectores de basura de Puerto Varas, al centro veterinario de la misma comuna, postas de Ralún y Cochamó, y organismos en Santiago.
“Teníamos que hacer algo para ayudar en esta pandemia y nos pusimos a trabajar. Nosotras hacemos escudos faciales que son 100% reutilizables, tenemos el cintillo que esta hecho de polipropileno nº5, que generalmente se encuentra en los envases de las casatas de helados o de mantequillas. La parte del ajuste del cintillo es con cámara de bicicleta usada, es decir el caucho, el cual se usa como elástico y finalmente la pantalla es con una mica que conseguimos de 200 micrones para utilizarlo como escudo”, indicó Ana Carreño, Directora de Fundación Rekaba.
“Estábamos esperando la oportunidad de aportar con algo real y contingente. Siempre hemos estado capacitando a la gente en hacer ver que los reciduos son materia prima valiosa que no se debe tirar a la basura como un desecho, y ahora aportar con estos escudos faciales es un gran aporte”, afirmó Ursula Graf, Diseñadora de Fundación Rekaba.
“Nosotras este año íbamos a trabajar mucho el tema de capacitación con personas que vengan a vivir la experiencia de Rekaba, pero con el situación de la pandemia del Covid-19 se nos frenó todo y no podíamos hacer otra cosa que inventar algo con las máquinas, y llegamos finalmente a este escudo facial que es un aporte a la comunidad totalmente reciclado hecho con residuos locales. Así que estamos aportando a la economía circular y en donarlos también a todo el mundo, para que todos estemos protegidos”, detalló Francisca Vallejo, también socia de Rekaba.
Cabe consignar que Rekaba nace a fines del 2017 gracias a un fondo Corfo de Innovación Social y el apoyo de las Empresas Karün y Ballon, que apunta a la generación de nuevas oportunidades sociales y laborales a través de la habilitación de espacios de colaboración y cocreación en torno a los residuos, la implementación de talleres comunitarios de desarrollo de productos, empoderamiento y educación ambiental, así como la puesta en valor de productos innovadores basados en el reciclaje, reutilización y reducción de residuos para su posterior comercialización y reinversión en las comunidades productoras.