Los especialistas advierten que la actividad durante la tercera edad, actúa como un factor protector a la hora de contraer alguna enfermedad. A nivel internacional existe preocupación por la llamada población geriátrica, grupo que se ha visto fuertemente afectado por la pandemia.
Los especialistas en el área de la Geriatría y Gerontología coinciden en la necesidad de generar iniciativas para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, sobre todo, en medio de la pandemia desatada por el covid-19.
La doctora Carolina Tanco, médico geriatra, jefa del Instituto de Neuro rehabilitacion del Hospital Clínico Mutual de Seguridad y secretaria de la Sociedad Chilena de Geriatría y Gerontología, precisa que la crisis sanitaria no ha quedado ajena a la población mayor.
“Hemos visto que las personas mayores, sobre todo con la instrucción inicial de aislamiento social, efectivamente sufrieron más soledad y esto hizo que cuadros depresivos y cuadros de demencia, recrudecieran. Y, por otro lado, muchas personas mayores que estaban activas laboralmente o
personas mayores que participaban socialmente en grupos, al dejar de ir (a sus actividades) cayeron en eventos depresivos o eventos angustiosos y con tasas más altas de la población general, sostiene.
En esa línea, la especialista plantea que mantenerse activo durante la tercera edad resulta clave a la hora de verse enfrentado a un proceso de rehabilitación frente a alguna patología, incluso el covid-19. “Lo que nosotros hemos podido constatar es que las personas mayores autovalentes,
que están trabajando y que sufren covid como una patología laboral, se rehabilitan igual de exitosamente que personas de cualquier otra edad”, advierte.
Según la jefa del Instituto de Neuro rehabilitacion del Hospital Clínico Mutual de Seguridad, “esto pasa a ser un factor protector al minuto de tener covid, porque estos pacientes pueden llegar a estar muy graves, pero en general su curva de rehabilitación es muy rápida, casi homologable a
una persona joven.
DOLOR CRÓNICO EN EL ADULTO MAYOR
A nivel internacional existe preocupación por cómo los sistemas de salud están abordando a la población geriátrica. Según estimaciones de Naciones Unidas, en 2018, por primera vez en la historia, las personas de 65 años o más superaron en número a los niños menores de cinco años a
nivel mundial. Más aun, se estima que el número de personas de 80 años o más se triplicará al 2050 1 .
“Los pacientes geriátricos son una población verdaderamente importante para ponerles atención, porque son pacientes que están en una fase de la vida donde se espera el desgaste natural, por distintas situaciones de enfermedades degenerativas que van a vivir. Es la fase de la vida donde
más se espera que la gente pueda tener síndromes dolorosos crónicos”, asegura la doctora Argelia Lara Solares, jefa del Departamento de Clínica del Dolor “Dr. Ramón de Lille Fuentes” de México.
Desde el punto de vista de la experta en Medicina del Dolor y Medicina Paliativa, los adultos mayores requieren de atención y ayuda de otros para mantener un grado de bienestar básico y “esto también es un gran desafío para los sistemas de salud en el mundo”, añade.
Estudios realizados en Europa 2 , arrojaron que de 9 de cada 10 adultos que acudieron a una consulta médica tenían alguna forma de dolor. A juicio de la profesional mexicana, los pacientes de estas características se ven limitados en diversas áreas de su vida y experimentan lo que los
especialistas denominan la triada del dolor: Por un lado, está el dolor, por otro lado, está la ansiedad o depresión, y por otro, están los trastornos del sueño.
Hay quienes experimentan las tres situaciones y “vivir con esas comorbilidades deteriora gravemente la calidad de vida del paciente, pese a que muchas veces tendemos a normalizar el dolor y que existen tratamientos eficaces”, afirma la doctora Lara. “El dolor va a aislando al
paciente y va generando pérdidas funcionales, afectivas, laborales algunas veces, incluso en el ámbito de relación de pareja”, enfatiza.
El dolor en estos momentos ha cambiado su concepto y actualmente ya no se le considera un síntoma nada más, especialmente desde el mundo del dolor crónico hay quienes ya comienzan a considerarlo como una enfermedad”, y así debe ser afrontado, comenta.
El tratamiento multimodal, con un abordaje integral que incluya el tratamiento farmacológico temprano, “es la piedra angular” para este tipo de pacientes, según la doctora Lara. Teniendo en cuenta que muchos de ellos “no solo tienen una enfermedad, sino dos, tres o cinco y eso implica
polifarmacia”, agrega. Por tanto, explica, es necesario al momento de elegir la terapia farmacológica tener en cuenta la interacción que puede haber con los fármacos y no sacrificar la eficacia por la seguridad.
Chigusa Uchida F
Ejecutiva comunicacion