En el proceso, el material es convertido en acero verde.

 

25 mil armas fueron fundidas con el objetivo de reducir su número de circulación, convirtiéndose en la destrucción de armas más grande de la historia desde 1990.

Las 25.015 armas de fuego y otros accesorios destruidos corresponden a un aumento del 39% con respecto a lo fundido el año pasado, mientras que del total, 8 mil corresponden a armas decomisadas por los tribunales de justicia.

Por otro lado, 13.323 son armas que fueron entregadas voluntariamente y más de 3 mil 600 de estas corresponden a armamento fiscal dado de baja.

La cifra histórica llega a superar la registrada el 2022, en donde se alcanzaron 18 mil armas destruidas y donde se registró un aumento de 5 mil armas durante ese año.

El objetivo de su destrucción es fundir el material para poder convertirlo en acero verde, el que será ocupado en la construcción de infraestructuras y productos de acero con huellas de carbono más bajas.

 

 

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