María Soledad Cáceres, geriatra de IntegraMédica, explica qué exámenes deben realizarse las personas sobre los 60 años para revisar sus niveles y detectar riesgos que puedan afectar a un envejecimiento saludable.
Desde que nacemos, todos los seres vivos experimentamos “procesos de envejecimiento”, que no son más que cambios de adaptación del cuerpo para mantener su función. En este contexto, la geriatría como especialidad dentro de la medicina tiene un rol fundamental, ya que tiene como propósito propiciar la mayor autonomía y funcionalidad posible en las personas.
“La valoración geriátrica integral, como herramienta diagnóstica, es clave para esto, por lo que la realización de exámenes médicos preventivos y de rutina se vuelve cada vez más importante para detectar patologías de manera oportuna”, María Soledad Cáceres, geriatra de IntegraMédica, quien nos cuenta cuáles son los prioritarios luego de cumplir los 60 años.
“En primer lugar, es importante tener una valoración física y geriátrica integral: eso implica una evaluación médico especialista que revise múltiples aspectos de autovalencia, físicos, mentales y sociales, de modo de caracterizar los riesgos que podrían afectar al paciente a corto y mediano plazo”, sostiene la especialista.
Qué exámenes realizar
Es esencial una valoración multidimensional, progresiva e individual de todos los aspectos del envejecer. “Por esto, es relevante un chequeo por “por sentidos” y también de otras funciones. Por ejemplo, oftalmólogo (vista); otorrinolaringólogo (olfato, respiración); odontólogo (dientes); neurólogo (trastorno de la marcha, trastorno del sueño, memoria, etc); kinesiología (prevención de caídas, trastornos respiratorios); terapia ocupacional (funcionalidad en las actividades de la vida diaria); urólogo (prevención de patología prostática), enfermería etc”, explica la geriatra de IntegraMédica.
También son clave los exámenes de laboratorio generales, de sangre (hemograma, perfil bioquímico, hormonas tiroideas y niveles de vitaminas D y B12), orina e imágenes. “En el caso de personas sobre 60 años, estos deberían realizarse de manera anual (dependiendo de su estado de envejecimiento con el diagnóstico multidimensional). Sobre los 80 hay que evaluar una frecuencia mayor, dada la alta prevalencia de alteraciones después de esta edad”, dice María Soledad Cáceres.
Los chequeos cardiológicos también son de especial relevancia. Electrocardiograma básico (dada la alta prevalencia de hipertensión en enfermedades coronarias con el paso de los años); ecocardiograma y test de esfuerzo.
“Sobre los 60 a 65 años también es aconsejable hacer un análisis digestivo general (de acuerdo a la historia familiar y antecedentes), por la alta incidencia en Chile de colecistopatía, patología gástrica, hígado graso, litiasis, etc. Lo importante es que a esta edad los pacientes estén más controlados, de manera de tener conciencia del estado de su salud y resguardar lo mejor posible su calidad de vida. Esto, ahora, cobra aún más relevancia, ya que en estos casi dos años de pandemia muchas personas han dejado sus controles, por lo que el llamado es a que se chequeen”, afirma María Soledad Cáceres.
Javiera Mijac
EK