La empresa indicó que aceleró su línea de tiempo y comenzará una nueva etapa de testeo en Estados Unidos la semana que viene, de obtener aprobación oficial. De esta manera se suma a la universidad de Oxford, que busca tener la suya lista en septiembre.
El laboratorio farmacéutico Pfizer anunció este martes que aceleró los tiempos de su investigación para desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus y, de ser las próximas etapas exitosas, podría tenerla lista para ser usada en casos de emergencia a partir del otoño boreal (finales de septiembre).
La empresa, que está trabajando junto a BioNTech SE en el proyecto, ya había comenzado sus pruebas en Alemania. E indicó que, de obtener aprobación oficial del gobierno de los Estados Unidos, podría continuar con los testeos en su territorio a partir de la semana que viene.
“Esta es una crisis y todos necesitamos una solución de manera desesperada”, indicó el CEO de la compañía, Albert Bourla.
La vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas.
Todas las líneas de tiempo consideradas normales en los procesos para desarrollar y aprobar vacunas han sido acelerados significativamente como consecuencia del impacto de la pandemia. Un sinnúmero de autoridades sanitarias han advertido que el período mínimo para desarrollar una vacuna oscila entre los 12 y los 18 meses en el mejor de los casos. Y que el tiempo promedio entre la primera fase de testeo y su llegada al mercado es de casi 11 años, con una tasa de éxito del 6 por ciento.
No obstante, distintos laboratorios han acelerado exponencialmente sus procesos. Y autoridades de salud pública pueden acortar los tiempos burocráticos del proceso al autorizar el uso de la vacuna con caracter experimental en medio de una emergencia de salud. Y ese es el escenario al que hacen referencia tanto Pfizer como los otros actores que han logrado ponerse al frente de estos esfuerzos.