Una sociedad sin dinero en efectivo: una sociedad bajo control.
(Apocalipsis 13: 16, 17) “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Desde el principio, siempre fue un enigma este pasaje de la Escritura.
Nadie podía comprender a cabalidad su significado. Hoy en día, sí.
Estos versículos nos hablan de que la segunda bestia, la que “subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón” (V. 11), hará que a todos los habitantes de la tierra, no importa su condición social o económica, se les pueda colocar una “marca”.
Esta marca (Karagma en griego) es un elemento que denotará pertenencia a la Bestia. Todos los que tengan esa “marca”, pertenecerán al Anticristo, y serán condenados (Ap. 14: 9-11)
Esa marca, entendemos hoy, será, no sólo un distintivo o símbolo, sino que avanzada como está la tecnología, contendrá toda la información identificativa del sujeto que la tenga, entre otras cosas, y sólo a través de ese medio se podrá comprar, y se podrá vender.
Es de todos sabido que el actual jefe del Vaticano, Bergoglio, apoya abiertamente la implantación del chip, RFID, (1) (2) para el 2017.
Hay que decir que, como poco, esto implica una profanación del cuerpo, y una dependencia insana de un medio extraño al mismo. Veo en ello una preparación de lo que está a punto de venir.
Llegado el momento, nadie que no tenga la marca de Ap. 13, podrá comprar ni vender; ¿cómo llegará a ser eso?
Hilvanando…
Por años se pensó que esa marca, sería un distintivo que los fieles a la Bestia llevarían de forma visible, como lo hacían los nazis con la esvástica o cosa similar, de manera que todos aquellos que la llevaran, tendrían permiso para comprar, o para vender…pero eso ya quedó atrás.
La marca no será un simple distintivo identificativo visible, sino que será, entre otras cosas, un objeto implantado necesario para efectuar transacciones comerciales; es decir, comprar y vender.
Una vez implementado y completado el sistema imprescindible (tarjetas, móvil, y cualquier otro medio de transacción electrónica), el dinero en efectivo (cash), desaparecerá del todo, y entonces el mundo quedará a merced de un sistema tiránico que ni siquiera permitirá comprar el pan diario como siempre ha sido, con las monedas que están en nuestro bolsillo. De ahí a la marca, sólo será cosa de coser y cantar.
Una sociedad sin dinero en efectivo
Que este mundo avanza a pasos agigantados hacia una sociedad sin dinero en efectivo, ya hace un tiempo que es una realidad.
En España, país europeo, “En abril de 2012, el Consejo de Ministros aprobó fijar en un máximo de 2.500 euros para los pagos en efectivo en las transacciones comerciales en las que intervenga, al menos, un profesional o una empresa” (3).
Esa cantidad, quedará reducida a 1.000 euros solamente, a partir del 1 de enero del año que entra (4).
Se estrecha el círculo. En los cerca de cinco años que han transcurrido entre las dos medidas, el dinero en circulación se ha reducido a menos de la mitad (5).
Leemos en la prensa diaria: “Triunfa el plástico. Hace ya unos meses que el pago con tarjeta ha destronado al que era el rey de la economía real: el dinero contante y sonante” (6)
No es necesario ser muy inteligente para entender en todo esto que la finalidad principal de todo este asunto es el que venimos diciendo: que desaparezca “el dinero contante y sonante”. ¿Por qué, realmente? Sigamos.
En Suecia, uno de los países más ricos del mundo, los pagos desde teléfonos celulares y con tarjetas de crédito están reemplazando velozmente al dinero físico. Muchos bancos ya no aceptan dinero en efectivo, y los pagos digitales siguen prosperando, el dinero en efectivo representa solamente el 2% de la economía nacional.
(7) Y así podría seguir relatando.
La “marca”, sea un chip o similar, que contenga toda la información y posibilidad contractual en el individuo, será la “solución” ante la pérdida o sustracción de las tarjetas, los móviles, o cualquier otro elemento accesorio, y también será la trampa mortal para los que accedan a colocársela, ya que implicará rendición y pertenencia a la Bestia Anticristo, con todas las consecuencias. Esto sólo se podrá hacer cuando previamente haya desaparecido todo el dinero físico, de ahí el afán de los dirigentes en que esto suceda.
Conclusión:
Cuando uno tiene su dinerito en los bolsillos, puede entrar y salir, pasear, viajar, comprar aquí o allá, etc. y nadie le puede controlar. Es libre.
Esto se va a acabar antes de lo que pensamos. Siendo que el dinero en metálico desaparece, no sólo se nos esfuma la privacidad y libertad que tener el peculio en nuestro bolsillo significa, sino que, mientras permanezcamos aquí, quedamos a merced de un sistema que a la postre será enteramente satánico.
Sin dinero en la cartera, con los bolsillos vacíos, estamos a merced del sistema, o más bien, de quien lo dirige.
Este mundo se está preparando para entrar bajo un CONTROL absoluto, que durará tres años y medio exactamente, y concluirá con la venida gloriosa de Cristo. Mientras tanto, se está “domando” a las masas con un sutil control, hasta que esté todo dispuesto. Entonces el control será absoluto.
Sabiendo que el dinero en metálico está desapareciendo, es para mí una prueba irrefutable de que el fin está cerca. ¿Cuánto tiempo más nos queda de estar en este mundo?, creo que muy poco. Por ello, entiendo que para los cristianos, esto es una buena noticia. El hecho de que el dinero desaparezca, implica que está a punto de cumplirse la escritura que encabeza este artículo, y que por tanto, pronto iremos al encuentro con el Señor en el aire (1 Ts. 4: 17)
Soli Deo Gloria.
– Miguel Rosell
NOTICIAS CRISTIANAS – LA VERDAD AHORA